viernes, 4 de junio de 2010

Reflexiones sobre el contexto socioeconómico latinoamericano

América Latina es un continente de oportunidades. Su posición geográfica y su contexto social y político, denota una situación que le da atribuciones y condiciones estratégicas frente al mundo globalizado y mundializado como el que nos encontramos bajo esta brecha histórica

Este tipo de escenarios se pueden obtener en la medida en que se aprovechen algunas ventajas claras de crecimiento y estabilización a partir del reconocimiento humano, del ser latino: que debe de tener fortaleza antes de encaminarse hacia ventajas económicas como lo exige la coyuntura actual.

Esa Identidad del ser, de lo individual y de lo colectivo debe ser uno de los pilares principales, no solo para el reconocimiento , sino también de la capacidad que tenemos de transformarnos y transformar el territorio entendiéndolo como espacio, población y tiempo, anudado esto también a la facultad que tengamos de trascender en lo humano, en el desarrollo de las capacidades del ser social y colectivo y bajo condiciones de libertad donde nos orientarnos de tal manera que tengamos como pilar principal el crecimiento como personas y no de la simpleza de un mercado globalizado.

Cuando hablamos de nuestro tejido social latinoamericano y a la globalización presente en el contexto económico actual, nos remitimos a recapacitar un poco sobre la necesidad que tenemos los latinos de comenzar a repensarnos en materia global y requerir al mundo el respeto de nuestra propia identidad, en qué sentido: nuestros recursos, que estratégicamente los poseemos y que debemos administrarlos de manera equitativa y sostenible; nuestro potencial humano, que no debe ser visto como “maquila” sino como seres capaces de transformar un territorio y de no ser solo agentes competentes en lo laboral sino también con competencias de pensamiento y de creatividad, de allí la necesidad de que existan firmas de carácter local para la innovación; por último la necesidad de crear mercados en condiciones justas acordes a las necesidades locales que no fragmenten mucho más la brecha entre ricos y pobres y que fomente la equidad social, para ello también debemos dejar a un lado los preconceptos que siempre se han manejado en la región donde prepondera el sentido individual mas no el colectivo y a partir de ahí, de la solidaridad y la asociatividad, poder tener estrategias de intervención y de entrada a la economía global.

La globalización en América Latina

El aumento del protagonismo de las empresas transnacionales es progresivo: en el actual escenario global existe un predominio del sector financiero y la volatilidad de los flujos de capitales hacia países en desarrollo y la acentuada concentración de las innovaciones y del desarrollo tecnológico en los países desarrollados.

En el entorno regional las economías latinoamericanas han estado ausentes de esta dinámica que ha sido impuesta, sumando a esto la dependencia de la exportación de materias primas, que ha surgido en los últimos años.

En ese sentido se está impactando los ámbitos culturales, tecnológicos, sociales, educativos, ambientales, entre otros pues ellos en este tipo de globalización están determinados por lo que ocurre en la economía mundial y a sabiendas que los flujos internacionales de capital, bienes y servicios y de inversión convergen sobre todo en los países más ricos y en las ciudades “polo”

Por último se refleja que pierde relevancia la concepción tradicional de observar las dinámicas del desarrollo en el despliegue de las ventajas comparativas sustentadas en la producción de materias primas y productos con bajo valor agregado.

Uno de mis comentarios sobre esta temática tiene que ver acentuadamente con el olvido u omisión que desde el punto de vista de la globalización ha predominado en un sentido pragmático y retorico del desarrollo, las capacidades y las libertades desde un enfoque humano.

Max Neef, Amartya Seen y algunos otros humanistas han venido trabajando muy encaradamente sobre la necesidad de expresar el desarrollo en términos de humanidad y de darle otro sentido al crecimiento o desarrollo global.

Imperiosamente esta necesidad de virar un poco las concepciones tiene que ver con definir el desarrollo no solo en términos de sostenibilidad, sino también en términos ontológicos, tecnológicos, ambientales, socio-culturales, lingüísticos y económicos, claramente. Se pueden expresar indiscutiblemente estos campos como esferas de desarrollo.

Las necesidades del ser se manifiestan no solo en suplir y llevar a cabo acciones que permutan las precisiones que el mercado exige, sino también un sinnúmero de exigencias a nivel de sujetos e individuos que al conformar colectividades se retoman en identidades y culturas propias.

Por esto tal vez las economías latinoamericanas han sido sujeto de numerosas discordancias y contradicciones en materia de desarrollo pues existe la contrariedad de querer pertenecer y ligar a las economías mundiales globalizadas de países primermundistas para no quedar atrás en ámbitos de desarrollo global y por otro lado existe la necesidad urgente de reforzar la identidad y el desarrollo a nivel humano propio de nuestra región que talvés por las exigencias de la mundialización en términos de mercado se pueden perder.

La organización y las firmas en la mundialización.

Se puede llegar desde una perspectiva global que los territorios, las naciones y las ciudades están cada vez más en competencia. Sus capacidades en el mercado y sus procesos económicos sumados a su localización geográfica expresa la productividad de las firmas en los mercados de bienes y servicios

Es por ello que los flujos económicos del mundo contemporáneo, han demostrado que favorecen globalmente a las zonas de costos elevados más que a las zonas de bajos costos.

Eso ha conllevado a que la acumulación de capital y el cambio tecnológico e innovación sean una consecuencia de decisiones de inversión tomadas por agentes maximizadores de ganancias en un determinado contexto

Al ser las firmas variables independientes que pueden afectar las identidades, el poder y las estrategias de los actores, en el campo de desarrollo tecnológico e innovación pueden ellas ser agentes de mayor importancia que pueden adquirir el análisis de las potencialidades endógenas de cada territorio, incluyendo en ello los factores sociales, culturales, históricos, institucionales, entre otros; pues estos son inherentes y trascendentes en el proceso de crecimiento económico local

Como lo retoma el documento de Francisco Albuquerque: “Para hablar de desarrollo hay que dejar de lado los agregados macroeconómicos y pasar a hablar del territorio como un actor, como un activo. Por consiguiente se tiene que insertar en el diálogo al territorio incorporando además un enfoque donde todos los actores, el medio ambiente, sus organizaciones y sus estrategias estén presentes”

Por ello al surgir y definirse las firmas desde este contexto y desde abajo siempre existirá una reducción de la dependencia de los gobiernos y agentes económicos del exterior.

En ese sentido la intervención es necesaria porque el mercado por si solo es insuficiente para asegurar el surgimiento de los talentos locales

En particular, las firmas son parte esencial de este proceso, en la medida que los esfuerzos dedicados al desarrollo tecnológico y a las actividades de investigación y desarrollo las posicionan como proveedoras de productividad, competitividad y progreso económico y social.

En este sentido lo que tiene que ver con la innovación en ciencia y tecnología hay que acusar y denunciar que existen, a partir de necesidades endógenas, algunas firmas que aprovechan los recursos internos de una nación para innovar y crear tecnologías en un determinado contexto, sin dar a conocer públicamente estos conocimientos.

A partir de allí la regulación estatal debería dar iniciativas que permitan el surgimiento de firmas que motiven la innovación y el crecimiento local bajo el esquema de MYPIMES acompañado por la academia en la investigación.

Esto obviamente estaría expresado hoy en día en iniciativas como el Emprendimiento y el Emprenderismo que por legalidad y norma ya tienen plataforma en nuestro contexto y que al asociarse con la investigación podrían generar firmas que conlleven a la innovación y al desarrollo bajo un esquema de competencia local y en disensión con agentes externos que solo suplen intervenciones maximizadoras de recursos externos.

La territorialidad y las ciudades “polo”

La concentración creciente de la territorialidad en las dichas “ciudades globales” han generado centros de poder político, tanto nacional como internacional, y sedes de organizaciones gubernamentales y multilaterales, centros de comercio internacional y transporte, que actúan como puntos de distribución en sus fronteras nacionales y para los países vecinos y, en consecuencia concentran servicios financieros y profesionales de la más variada índole.

Anteriormente no era posible que las grandes ciudades englobaran la economía mundial, sin embargo el auge de las tecnologías de la información y la comunicación, han permitido aumentar la velocidad de los intercambios, creando un territorio en el que es difícil delimitar las distancias físicas, la distancia espacial y la distancia temporal.

Se permite así las representaciones del territorio que tradicionalmente se han definido fuertemente jerarquizados y que por historia han denotado macrodeficiencias, entre entidades nacionales, regionales y urbanas, con una marcada diferencia entre las ganancias obtenidas en la periferia la redistribución de las riquezas del centro ( en las ciudades)

En el mundo contemporáneo la red integrada por las “ciudades polo”, término al que también han denominado a estas grandes ciudades del mundo, concentran la investigación de punta, los negocios y la economía, más espectacularmente todavía, la red de los centros financieros de primer rango.

Uno de mis comentarios que surgen principalmente sobre el tema de concentración de la economía en grandes ciudades, redefiniendo así la macroeconomía global y la territorialidad, tiene que ver con dos asuntos:

1. América Latina: es un continente en el que nos encontramos muy atrasados en esta materia y que desafortunadamente todavía creemos en el desarrollo a partir de organismos gubernamentales rígidamente jerarquizados. Todavía no manejamos bien la concepción de lo privado (se privatiza lo que de por sí es un derecho humano) y tenemos una dependencia tecnología impresionante ya que ni siquiera hay normatividades o términos para que las multinacionales extranjeras hagan transferencia en innovación y tecnología.

2. Ciudades Polo: al referirme a estas grandes ciudades me refiero a la insostenibilidad que ello puede reflejar. Prueba de esto tiene que ver con las caídas cada vez mas abruptas de las bolsas de mercado en Nueva York, Londres o Tokio, debido principalmente a las problemáticas que el mismo sistema de capitales ocasiona, ya que no hay flujo de capitales y los poderes adquisitivos de grandes compañías han cerrado la capacidad de la mayoría de población para que la circulación de la economía sea mas equilibrada.

Bibliografía

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GLIGO. Nicolo V. Estilos de desarrollo y Medio Ambiente en América Latina, un cuarto de siglo después. CEPAL. Serie Medio Ambiente y Desarrollo. Santiago de Chile. 2006

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ALBUQUERQUE FRANCISCO (2008) Microempresa Pequeña Empresa y Desarrollo Local.

Milano Elias Foro de economía política (2004) Del Fordismo a la Flexibilización laboral